lunes, 27 de octubre de 2008

El problema: Internet de Banda Ancha; la solución: ¡mmm, no sé!

A veces me siento como si viviese en el medio del campo, porque no puedo encontrar ni siquiera un solo proveedor de Internet, ya sea ASDL, cable-módem ó Wi-Fi.

El problema se remonta ya hace dos años atrás aproximadamente. Se me presentó la necesidad de conseguir un nuevo servicio porque ya era demasiado lo que yo estaba abonando de teléfono al utilizar una conexión Dial Up, para entrar a Internet. Hasta aquí todo bien, me puse a averiguar planes y precios entre la amplia gama de empresas que cubren el mercado de brindar este servicio.

Me hice una lista de los posibles proveedores a los cuales detenidamente y uno por uno llamé. Algunos me decían que no tenían disponibilidad técnica ni geográfica en mi zona, así que seguí insistiendo con otros. Pero el resultado final fue que ninguno podía brindarme el servicio, ni siquiera la compañía de telefonía (que me brinda dicho servicio) ni el de TV por cable. Según todos los operadores que me atendieron justificaron diciendo que “es una cuestión de tiempo y de digitalización de tu zona”… finalmente dejé pasar el tiempo para ver si las cosas cambiaban.

La suscripción (Parte I)
Sí, dejé el tiempo pasar… hasta el verano de este año, momento en el cual nuevamente me puse en campaña de encontrar aunque sea un proveedor de Internet.
Tal fue así que encontré uno y decidí darme de alta en una compañía. Llamé un viernes o sábado, (ya no recuerdo muy bien), y la operadora amablemente me solicitó los datos básicos (apellido y nombre, domicilio, DNI, forma de pago, etc.); en la forma de pago había elegido “débito automático” de lo contrario el módem tendría que adquirirlo por mi cuenta, y además por un tema de comodidad. Hasta allí todo bien. Antes de terminar con este trámite, la operadora me dice que tome nota de algunos datos que de ahora en más debo tenerlos a mi alcance cuando los llame a ellos otra vez, (número de cliente, nombre de usuario, contraseña, número de trámite). Previo al cierre de la comunicación, la operadora me informa que debería llamar el martes o miércoles entrante, para consultar el estado de la entrega del módem y de la digitalización de la línea telefónica. Luego me agradece haber elegido esa empresa, me da la bienvenida y yo corto… corto y agendo bien que tenía que volver a llamar con los datos que me suministraron.
Era tal la expectativa que yo tenía que al no tener noticias el día miércoles (no me había llegado el módem), llamo a la empresa… aguardo en línea, le doy a un operador los datos que me habían informado días atrás y este verifica que mi compañía telefónica no había autorizado la digitalización de la línea. Por ende, se cancelaba automáticamente la entrega del módem y mi alta al servicio.
No me cayó bien semejante noticia pero sin embargo no reaccioné mal.

La suscripción (Parte II)
A mediados del mes de septiembre, también de este año, me llaman representantes de la compañía telefónica que me brinda dicho servicio, para ofrecerme una promoción de banda ancha, lo cual de entrada me interesó y hace tiempo andaba buscando.
Cuando yo llamo me atiende una operadora, me pide los mismos datos, le pido por favor que compruebe que había disponibilidad del servicio en mi ciudad, a lo que me confirma diciéndome que sí y me comunica que en los próximos días (alrededor de seis hábiles) me estaría llegando el módem junto con las instrucciones para activar el servicio, y además una grabación en los siguientes dos días llamaría para darme la bienvenida al servicio.
Pasaron ocho días y no me había llegado el módem ni había escuchado la “famosa” grabación, razón por la cual me comunico con uno de los representantes y le comento todo esto y me solicita mi número telefónico y sólo con ello me dice, textualmente: “el módem a usted nunca le va a llegar, su zona no tiene cobertura para banda ancha”, yo le comento que tal día me suscribí y le digo todo lo que me dijeron. Él insistió que no era una zona disponible. Me alteré un poco y elevé la voz, y le terminé diciendo: “¿Pero cómo… ustedes no chequean la disponibilidad de un servicio antes de ofrecerlo?”, y él me contesta: “¡Claro que sí!”. Y yo le respondo: “A mí me ofrecieron un servicio y ahora resulta que no está disponible, y antes de darlo de alta me dijeron que sí…”. El operador terminó diciendo: “Bueno, señor, si lo hubiera atendido yo se lo hubiera dicho”. Sorprendido y no esperando esa respuesta, yo le deseé que tenga buenas tardes y le corté. Le corté con toda la bronca, siempre pasa lo mismo acá: uno te dice algo y otro te dice algo totalmente distinto.

Mientras tanto yo deberé seguir gastando pulsos telefónicos en una conexión que actualmente es prehistórica, o tal vez tenga que ir a algún centro comercial con Wi-Fi con mi notebook para poder acceder a un servicio digno de Internet, que aún nadie me puede brindar en la comodidad de mi hogar.

Buscando una solución
Hay momentos en los que uno dice basta y tiene que buscar una solución.
Por todo lo anteriormente expresado, en los próximos días averiguaré para efectuar una carta a Defensa al Consumidor, para tratar de encontrar una solución a este inconveniente… después de todo para algo están ellos, ¿no?.